contenida

18 feb 2008

habilitando horas

otro día domingo leyendo el diario, escucho cada media hora como en la iglesia que está cerca hacen sonar la campana. pasaron meses sin que captara esta regularidad, de hecho a veces cuando sonaba en la noche, me preguntaba qué es lo que les habrá pasado a los curitas que se ponían a tocar la campana a las 3 de la mañana, hasta que con el tiempo asimilé la relación entre la hora y la campana, y ahora incluso me detengo a escuchar la cantidad de campanadas para saber la hora. recuerdo lo que dice mi abuelo cuando uno sale con el clásico comentario 'como pasa el tiempo', y él con tono de maestro dice 'no pasa el tiempo, pasa uno en el tiempo'. en este preciso momento no me preocupa mi pasantía por el tiempo, de hecho me siento igual de sintonizada que las campanas con la hora, tengo la suerte de poder dedicar mis días a lo que quiero, y de no querer mucho. pero sé que esta plenitud no es genuina, porque no depende de mí, sino de el sustento de mis padres, si ellos no me siguieran cuidando a estas alturas del partido, lo más seguro es que ni siquiera tendría el tiempo para agradecer o quejarme de lo que es mi vida, es triste relacionar la felicidad con tener los gastos económicos cubiertos, y más aun, pensar al respecto es una meditación tristemente naif, pero no puedo dejar de hacerla. el hecho que en este momento me esté disponiendo para empezar a trabajar es chacal, no puedo utilizar otro término. de partida es chacal porque tengo 28 años y recién ahora me atrevo a tomar parte de lo que el mundo real implica... me viene a la cabeza la frase que el papá del personaje de Nicolas Cage le hace en la película The weather man 'easy doesn't go with growing up life'. cuando le dije a mi papá que me volvía antes a Santiago porque quería encontrar trabajo, estaba entre incrédulo, emocionado y en parte satisfecho. tanto así que me invitó a tomarme un trago, como para sellar lo dicho. no quiero ni pensar lo que pasará por la cabeza de un padre, sólo recordar una cita de Cioran que decía algo como 'es más fácil manejar un imperio que llevar una familia' ¿qué es el éxito o el fracaso? nadie lo puede determinar, y más aun, nadie puede decir que estos son estándares con los que orientar nuestra vida. uno va imponiéndose metas en función de lo que queremos para nosotros, pero en el momento en que el nosotros es una familia, no quiero ni imaginarme el desbarajuste que hay en esas metas. mi mamá una vez me dijo que lo único que ellos esperaban como padres es que pudieramos batirnos por nosotros mismos, y que ese batirnos fuera consecuente con lo que queríamos hacer de nosotros.



filosóficamente creo, o adhiero, mejor dicho, que el ser feliz es descubrir en que somos buenos y desarrollar esa habilidad, la felicidad se pone de manifiesto en el esfuerzo y compromiso que uno pone al cantar una y otra vez una canción que nos emociona, hasta llegar a lo que entendemos como una perfecta armonía, llegar a descubrir en nosotros nuevas entonaciones e incluso atreverse a improvisar y alterar lo que estaba establecido... en otras palabras desenvolver nuestro potencial. ahora ¿es el trabajo una canción que emocione? ¿en qué sentido sentimos que nuestra voz puede tener una inferencia en el coro que se lleva cabo en lo que se entiende por hora hábiles? hay muchos factores que entran en juego en esta entonación, sobre todo tomando en cuenta que hoy en día la producción y la eficacia son más importantes que la riqueza y el aporte que uno puede hacer para un mejor proyecto. de nuevo entra aquí lo naif que estas reflexiones son en un contexto en que el trabajo se entiende como un mal necesario para ganarnos la vida. la conversación que tuve, o más bien que escuché de unos amigos grafica un poco este sentir, mis amigos contaban como cada vez trabajaban más, pero como esto no tenía ninguna relación con las ganancias que tenían de este trabajo, en otras palabras como los explotaban en su trabajo por el hecho de ser profesionales jóvenes solteros, osea en teoría: personas que no tenían nada importante que hacer en sus casas. me acuerdo ahora de algo que dice mi otro abuelo 'la gallina de arriba siempre caga a la de abajo'... en este gallinero en el que cacareamos estamos es imposible escapar a las jerarquías, y es difícil confiar en las garantías que cada trabajador debe tener, pues todos queremos ganar más, a costa de lo que sea, pasando por alto a quien tenemos al lado. entonces ¿dónde está la riqueza de esta canción? me atrevo a decir que en lo concientes que somos de que las cosas que hacemos, las hacemos por opción personal, que no somos presas de un sistema, sino que estamos donde estamos por las decisiones que hemos tomado. ser congruentes con los principios que uno tiene es algo de lo que uno se puede enorgullecer, y esto es algo que se puede llevar a cabo en el peor de los contextos.

mi canción, en todo caso, está recién comenzando, o mejor dicho recién voy a empezar a sacar la voz después de haber revisado muchas partituras, no quiero hacerme muchas ilusiones, pero debo reconocer que me pone contenta pensar que se me viene una vida más difícil adelante.

1 comentario:

A. M. Vermon dijo...

aqui si que me cuesta poner en practica lo que predico, porque me cuesta cobrar, pero la realidad es que nada es gratuito.

asi que hay que valorizar lo que damos y generar ingresos con lo que hacemos y es utilizado por otros.
a su vez producir lo que nos causa placer y cobrarlo bien cobrado.

ser creativos en nuestra actividad económica, es posible.